22 de agosto, 2016 18:00
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Emilce Moler, testigo en la causa por la primera condena a Miguel Etchecolatz, nos contó sobre por qué fue condenado: "Cuando yo estaba en un centro clandestino y mi padre pudo verme me dijo que mi vida dependía de Etchecolatz. Él decidía si vivíamos, si no vivíamos y manejaba la policía bonaerense con toda la impunidad de aquellos años. Tuvo un papel muy importante en la desaparición, tortura y muerte de muchos compañeros. Ahora pueden verlo como un señor viejito. Acá no se trata de una cuestión de venganza sino de justicia. Se comprobó que es un genocida y las leyes por genocidio son diferentes. Además, oculta dónde están los cuerpos y quiénes son los nietos. Las víctimas de la Noche de los Lápices, entre las que me encuentro, todavía no tenemos los cuerpos de nuestros amigos. Él sabe dónde están y no lo está diciendo, por lo que no estamos hablando del pasado, estamos hablando del presente. Julio López fue el primer testigo en su causa y desapareció en democracia. Yo recibí amenazas como nunca había recibido y aún hoy estoy en el programa de testigos protegidos. Que esté libre en las calles es una ofensa para todos los que entregamos parte de nuestra vida a la lucha por los Derechos Humanos. Todavía no se efectivizó la prisión domiciliaria, pero estamos muy preocupados y alertas". Leer más
Emilce Moler, testigo en la causa por la primera condena a Miguel Etchecolatz, nos contó sobre por qué fue condenado: "Cuando yo estaba en un centro clandestino y mi padre pudo verme me dijo que mi vida dependía de Etchecolatz. Él decidía si vivíamos, si no vivíamos y manejaba la policía bonaerense con toda la impunidad de aquellos años. Tuvo un papel muy importante en la desaparición, tortura y muerte de muchos compañeros. Ahora pueden verlo como un señor viejito. Acá no se trata de una cuestión de venganza sino de justicia. Se comprobó que es un genocida y las leyes por genocidio son diferentes. Además, oculta dónde están los cuerpos y quiénes son los nietos. Las víctimas de la Noche de los Lápices, entre las que me encuentro, todavía no tenemos los cuerpos de nuestros amigos. Él sabe dónde están y no lo está diciendo, por lo que no estamos hablando del pasado, estamos hablando del presente. Julio López fue el primer testigo en su causa y desapareció en democracia. Yo recibí amenazas como nunca había recibido y aún hoy estoy en el programa de testigos protegidos. Que esté libre en las calles es una ofensa para todos los que entregamos parte de nuestra vida a la lucha por los Derechos Humanos. Todavía no se efectivizó la prisión domiciliaria, pero estamos muy preocupados y alertas".