23 de agosto, 2017 15:38
00:00 / 07:47
11 reproducciones
En la oscuridad aparece la íntima verdad del deseo, los actos de escandalosa promiscuidad, la inmediata satisfacción alienada de la sexualidad virtual, la culpa, el desborde, la animalidad, el amor, el placer. Sucio es la bella decadencia de lo moral y socialmente correcto. Es un desastre hermoso. Las imágenes, construyen una poética lírica-bizarra sobre el “deber ser”, los estereotipos y la competencia simbólica que ejercen en los cuerpos disidentes. Los roles actor/bailarín/músico se desdibujan en este experimento escénico de “cuerpos diferentes”. La multiplicidad de lenguajes (teatral, plástico, audiovisual, fotográfico, dancístico) potencian la expresividad física creando imágenes fragmentarias, impuras, que escapan de todo aquello considerado limpio. Contrastando con la idea de lo bello, el cuerpo en escena se forma y se deforma en un devenir cambiante de rótulos y etiquetas dispersos en las sombras. Leer más
En la oscuridad aparece la íntima verdad del deseo, los actos de escandalosa promiscuidad, la inmediata satisfacción alienada de la sexualidad virtual, la culpa, el desborde, la animalidad, el amor, el placer. Sucio es la bella decadencia de lo moral y socialmente correcto. Es un desastre hermoso. Las imágenes, construyen una poética lírica-bizarra sobre el “deber ser”, los estereotipos y la competencia simbólica que ejercen en los cuerpos disidentes. Los roles actor/bailarín/músico se desdibujan en este experimento escénico de “cuerpos diferentes”. La multiplicidad de lenguajes (teatral, plástico, audiovisual, fotográfico, dancístico) potencian la expresividad física creando imágenes fragmentarias, impuras, que escapan de todo aquello considerado limpio. Contrastando con la idea de lo bello, el cuerpo en escena se forma y se deforma en un devenir cambiante de rótulos y etiquetas dispersos en las sombras.