En épocas de timba financiera como ésta, la producción industrial, que no solo produce ganancias patronales, sino que da empleo a trabajadores, pasa a un modesto segundo o tercer plano, y tiende a la parálisis. Por eso, lo que aquí se dice tal vez pertenezca al futuro, que todavía no llega, o al pasado, que tal vez no vuelva. Poco y nada importa hoy, donde el plan tres cientos (100 $/U$ + 100 % de interés + 100 % de inflación) deja de ser una perspectiva afiebrada para convertirse en un atroz horizonte, a modo de pesada herencia. Con envidiable porcentual de reciclaje, el acero naval es el mejor punto de partida para… volver a sí mismo. La chatarra naval, baja en carbono, en azufre y en fósforo, es apetecida por las acerías, que se ahorran los esfuerzos purificadores que, en sus hornos, les exigen otras materias primas. De ahí su excelente precio que oscilaba hace tiempo entre 0,08 y 0,12 U$/kg. Si con ella la acería produce chapa laminada en caliente, su valor asciende a 1 U$/kg, aproximadamente. Y si esa chapa se usara para trabajos de calderería, podrían cobrarse sin dificultad a 3 U$/kg. Pero si en vez de hacer chapa, la chatarra fuese empleada en una fundición para producir piezas con forma, su precio alcanzaría los 5 U$/kg. Y, si en vez de una pieza fundida el caso se tratare de una forjada, un precio de 7 U$/kg es razonable. Pero si además se la mecanizara, el precio ascendería a 9 o 12 U$/kg sin dificultad. Y si además se incorporara esa pieza junto a otras en un motor principal, un motocompresor o un motogenerador, el precio subiría a unos 18 y hasta 28 U$/kg… Y siempre partiendo de la chatarra inicial. Entonces, cuando un trabajador ve pasar miles de millones por delante de su nariz, que deberán pagar él y sus descendientes por muchos años, mientras en su cocina la heladera está flaca o directamente vacía, es casi natural que le hierva la sangre. Porque en la cajita feliz de la especulación financiera no existen los horneros, laminadores, moldeadores, modelistas, prensadores, oxigenistas, caldereros, maniobristas, torneros, electricistas, soldadores, fresadores, guincheros, pintores, albañiles, ni ninguno de los oficios que él o sus compañeros desempeñan. Porque todos ellos pertenecen al Pueblo trabajador de la Patria argentina, y esa, la de obrero, es una condición material no especulativa, paro sí productiva. Porque entre humo, grasa, chispas, acero, gases, fuego y mugre, esos argentinos aman el trabajo que les permite llevar el pan a su mesa. Poco y nada les importan el esfuerzo, la suciedad y hasta el peligro con el que cotidianamente conviven… porque no tener trabajo, aunque sea limpito y sin ruido, es lo peor que les puede pasar. Por eso el argentino, cuando alguien le pregunta: …y Ud., ¿qué es?, contesta: …chofer, enfermera, talabartero, comerciante, lo que sea. Porque el trabajo es su ser, su esencia, su modo de existir en el mundo, para sí mismo, para los suyos y para los demás.

hace 4 años, 7 meses por MLN26 

MARTIN AYERBE EN REVISTA HAMARTIA el reciclado de chatarra, la generación de trabajo y dolares.

hace 4 años, 7 meses por arnone 

Rafael Araya Masry, presidente de la COPLAC (Confederación Palestina Larinoamericana y del Caribe) y miembro del Consejo Nacional Palestino; en comunicación con #NNQO para hablar de la realidad detrás del ataque a la petrolera Aramco en Arabia Saudita. Cómo se involucra a la República Islámica de Irán. La crisis humanitaria de Yemen. @arayamas

hace 4 años, 7 meses por revista.hamartia 